07 Abr Ser creativo. Lo que la percepción común no capta
Una persona en su vida tiene cierto numero de posturas habituales y pasa de una a otra sin detenerse en las posturas intermedias. Para ser creativo deberemos eliminar este automatismo.
Los que introdujeron el eneagrama en occidente, nos decían a principios del siglo pasado, entre otras cosas, que cada raza, cada nación, cada época, cada país, cada clase y cada profesión tiene su propio número limitado de posturas, de las cuales nunca puede apartarse, y que representan el estilo particular de la época, raza o profesión dadas. Se producen de manera automática. Un cantante de ópera, una modelo o un partido político, tienen sus posturas. Las identificamos mejor cuando son imitadas por alguien que no tiene en su repertorio dichas posturas.
Para ejercer una profesión necesitamos conocer sus posturas
Cuando queremos ejercer una determinada profesión o practicar un deporte, tenemos que aprender las posturas correspondientes y automatizarlas.
Por ejemplo, supongamos que quieres llegar a ser una actriz. Y tus posturas habituales son adecuadas para un determinado papel, por ejemplo una dependienta del Corte Inglés. Sin embargo, tienes que desempeñar el papel de una reina, cuyas posturas son muy diferentes.
En una buena escuela de teatro, te enseñarían, por ejemplo, doscientas posturas. Digamos que para una reina, las posturas características son los posturas números 18, 63, 102 y 174. Si las conoces, cuando estés en el escenario, tienes simplemente que pasar de una postura a otra, y así, independientemente de como actúes, serás una reina todo el tiempo. Pero si no conoces estas posturas, hasta un espectador no experimentado sentirá que no eres una reina, sino una dependienta de El Corte Inglés.
Pensar también es automático
Cuando pensamos, el proceso es similar. Nuestros pensamientos son tan automáticos como los movimientos. Es, entonces, una entelequia pretender ser creativo utilizando nuestra mente habitual, cuya actividad consiste en saltar de pensamiento en pensamiento de forma automática.
Y el automatismo de nuestros pensamientos, probablemente, esté conectado con el automatismo de nuestros movimientos y no se pueda cambiar uno sin el otro. De esta manera, si la atención de un hombre está concentrada en modificar el automatismo del pensamiento, sus movimientos y posturas habituales obstruirán el nuevo modo de pensar al evocar antiguas asociaciones habituales.
Y, ¿entonces?
Posturas desacostumbradas
Vamos a utilizar posturas intermedias. El tomar nuevas posturas, desacostumbradas, nos permitirá observar las cosas de una forma distinta a la que usualmente observamos en condiciones ordinarias. Es necesario situarse en un lugar diferente para ser creativo. También es necesario tener una actitud diferente, no la que se ha tenido hasta ahora. Todos sabemos a dónde nos han llevado hasta ahora las actitudes habituales. No tiene sentido seguir como antes. ¿Y cómo lo hacemos?.
Ejercicio de la pausa imprevista
En general, cuando nos movemos, pasamos de una postura a otra tan rápidamente que no nos damos cuenta de lo que ocurre al pasar. El ejercicio de realizar una pausa en un momento imprevisto nos da la posibilidad de vernos en posturas y actitudes que son completamente desacostumbradas y no naturales.
Supongamos que un movimiento que ha sido comenzado, es interrumpido por una orden o señal repentina. En ese momento, el cuerpo se inmoviliza y se fija, en medio del paso de una postura a otra, en una actitud en la cual nunca te detienes en la vida ordinaria. Te tienes que quedar totalmente parado, en la posición que te pille cuando escuches la orden ¿Qué pasaría?. Al percibirte a tí mismo en ese estado, esto es, en el estado de una postura desacostumbrada, te podrás mirar desde nuevos puntos de vista. Te vas a ver de un modo nuevo. En esta forma se rompe el círculo del antiguo automatismo.
Prohibir el camino habitual
Apliquémoslo al pensamiento ahora. Parar el pensamiento significa impedirle seguir el camino habitual. Se lo prohibimos. Para ello podemos utilizar recursos como la palabra al azar, que hará que tengas que incluir un elemento nuevo inesperado, o sustituir un elemento por otro o eliminar un elemento imprescindible. Si estás interesado en estos u otros recursos, que te ayuden a ser creativo, los puedes ver aquí.
Esto te impide pasar de un pensamiento habitual a otro igual de habitual por un camino que también es habitual. Y la consecuencia es la misma que en el movimiento. Se rompe el automatismo y podrás mirar las cosas desde nuevos puntos de vista. En ello está la base para ser creativo.
Ser creativo implica romper las rutinas entre posturas
Para ser creativo, es imprescindible, cuando pensemos, impedir que se siga el camino habitual. El brainstorming, por ejemplo, no es una herramienta creativa. No te servirá para ser creativo. Con el brainstorming, lo que conseguimos son multitud de posturas. Muchas, pero todas habituales. No se impide seguir el camino de siempre por lo que los resultados serán los de siempre. Muchos, pero los de siempre.
No tengo ningún interés en denostar al brainstorming. Me sirve para explicar lo que no es una herramienta creativa. Es una herramienta útil, sobre todo en publicidad; para ello fue creada. Pero no es creativa.
Ser creativo significa tratar de llegar a sitios inesperados, nuevos. Percibir lo que la percepción común no es capaz de captar. Romper las rutinas entre posturas habituales con posturas desacostumbradas.
Si tú eres esa persona que quiere ser creativa, observa tus posturas, párate entre ellas y dirígete a donde nunca estuviste.
Sin comentarios