22 Abr Más razones para ser creativo. Otro ejemplo. No hay escapatoria
¿Cuantos post voy a tener que escribir para que te decidas a emplear las herramientas creativas que te conté anteriomente?. Son sencillas; un niño podría aplicarlas. Y divertidas, lo pasas bien aplicándolas ya que es es como un juego. Da igual que te dediques a tareas administrativas, directivas o técnicas, que estés trabajando o en el paro. Cambiarán tu vida porque afrontarás las cosas de diferente manera. Cualquier problema será un mero contratiempo temporal que estarás seguro de resolver. Hoy vamos a hacer, sobre la marcha, otro ejemplo sobre otra herramienta.
La herramienta creativa que vamos a utilizar esta vez es la exageración, que ya vimos en un post anterior
Consiste en distorsionar la manera habitual de mirar las cosas ampliando o reduciendo una dimension del foco que estamos tratando.
Vamos a aplicarla sobre el mismo ejemplo que usamos cuando hicimos el ejemplo sobre la eliminación para demostrar que no existen focos que sean más adecuados que otros para una herramienta en particular, sino que cualquier herramienta creativa, puede utilizarse en cualquier caso. Así también demostramos que los ejemplos que utilizo no los escojo por ser los que más me interesan en función de la facilidad para obtener ideas
Aplicaremos por lo tanto la exageración a los siguientes elementos relacionados con un restaurante:
- El local
- Los camareros
- Las sillas
- La vajilla
- La constancia del precio
Vamos a reducir el local a su mínima expresión
Decidimos reducir el local. Lo reducimos tanto que solo cabe una mesa. ¿Qué podríamos hacer? Podríamos ofrecer cenas temáticas. El cliente podría elegir no sólo la comida. Podría elegir también la decoración para crear una atmósfera determinada, la vestimenta de todo el personal, la escenografía. Se podrían llevar actores o músicos para crear el entorno deseado.
Podríamos pensar también en un local mínimo pero dentro de otros más grandes, como un restaurante dentro de otros a la manera de las muñecas rusas.
Más camareros que clientes
Supongamos que ponemos una cantidad exagerada de camareros. ¿Qué ventajas tendría? Esa situación, donde hay un grupo al que se le van poniendo los platos y siempre queda alguien al que no se lo han puesto, teniendo que esperar los demás a que se lo pongan para empezar a comer, no se produciría. Asimismo siempre tendrías a mano a algún camarero para pedir la segunda botella de vino.
Lo antedicho nos podría llevar a variar la organización del servicio para servir las mesas de una vez utilizando todos los camareros para esa mesa (y luego para otra) o a tener un camarero libre para atender, exclusivamente, los pedidos puntuales de los comensales.
Sillas que son verdaderas esculturas
Supongamos que exageramos lo que pesa cada silla. Planteamos que cada silla pesa 100 kilos. No se podrían mover, lo que nos llevaría a pensar en soluciones de sillas con ruedas o, a pensar en sillas fijas de piedra que podrían ser esculpidas por un determinado artista, lo que dotaría al restaurante de un valor especial.
Estos cuchillos no cortan
Los cubiertos no tienen resistencia. Cada vez que cortas un trozo de esa suculenta carne con la que se te hace la boca agua, se parte el cuchillo. Podríamos pensar en un cuchillo especial para cortar carne. Un cuchillo que regalas a tu clientela cuando han ido a comer a tu restaurante un número determinado de veces, que lleva su nombre y queda depositado en el local para sacárselo cada vez que va a comer, mientras al resto les ponen los cubiertos normales.
En cuanto a los platos, supongamos que son mínimos, como de café. Para poder comer tendrías que pedir más de uno. Estaríamos pensando en el tamaño de las raciones. Los platos suelen tener una cantidad estandar, sin diferenciar quién se lo va a comer. Se podría establecer una gradación, al menos tres tamaños diferentes de ración, para adecuarse al tipo de comensal o al apetito que tengas en el momento.
La tarifa plana llega a la restauración
Supongamos esta vez que los precios del menú son desorbitados. Nos podrá llevar a pensar que ese precio no sea por un plato exclusivamente sino por comer durante un periodo de tiempo. Se podría ofrecer una tarifa plana, en un determinado plazo, para clientes asiduos con lo que el propietario obtendría una cantidad por delante, que financieramente le vendría bien, y los usuarios se beneficiarían de un precio más bajo.
Como siempre, estoy convencido de que se os ocurrirán muchas más ideas. Nada más plantear la exageración, automáticamente, aparecen nuevas líneas de pensamiento, escenarios diferentes a los habituales donde las ideas caen por sí solas. Os invito a que probéis. El esfuerzo creativo es mínimo frente a los resultados que podemos obtener. Y la creatividad se puede producir en cualquier ámbito. No hay ningún proceso o situación que no pueda ser mejorable pero hay que ponerse a ello. Solo requiere un poco de práctica.
Si tenéis cualquier duda o necesitais alguna aclaración no dudéis en comentarlo. Atreveros a ser creativos.
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